Querida Ana:

Casi no puedo creer esto, pero te escribo desde la fila de vacunación, sin duda esta pandemia ha venido a trastocar la vida de formas en las que nunca nos habíamos imaginado; y es que el mundo cambia y cambia muy rápido, atrás quedaron esas tardes de ir al ciber para hacer la tarea. 

Te escribo desde mi celular, a media fila de la vacunación, en medio de una pandemia mundial, Rusia peleando con Ucrania… el mundo cambia, pero se las ingenia para seguir siendo el mismo. 

Un mundo en el que las mujeres luchamos, resistimos y existimos. Tantos pensamientos han corrido por mi mente y pocos he alcanzado plasmar en esta columna, nuestras seguidoras recordarán que nos quedamos sin café y que organizamos un bazar, en fin, que la vida no para, ni nosotras. 

Quiero escribir de las redes de apoyo: alguna columna la escribí en el café de una amiga, alguna amiga me dio refugio en su casa y otras me han invitado a sus proyectos, siempre lindas y siempre colaborativas. Recordemos “nadie salva a nadie, pero nadie se salva sola” valoremos y escuchemos a esas amigas que están ahí para apoyarnos, cuidemos a quien nos cuida… la vida es menester cansado, pero con amigas y café es más llevadero.

En otro orden de ideas, me encierro feliz. El “finde” nuevamente logramos hacer magia, esa magia que brota cuando las mujeres estamos juntas, esa magia que acompaña el trabajo arduo, el amor con el que hacemos cada proyecto. 

No me queda más que agradecerte, a ti y a Andrea, gracias por ser mis cómplices. Y gracias a todas las personas que se dieron una vuelta por el bazar y compartieron la magia con todas. 

Con Cariño 

Amanda V.