Columna x2

Sírvele a tu hermano, mija

Aló, aló, amada Amanda. Te escribo después de pasar la tarde en la calle, en mi calle. Hoy se inauguró después de 5 meses de pavimentación. Hubo corte de listón y una comida organizada por los que somos los vecinos, con algunas de las autoridades municipales, onda regidoras, participación ciudadana, obras públicas y el presidente municipal y su séquito. 

Una vez más compruebo que no nací para rendir ninguna clase de pleitesía en este mundo adulto, pues, aunque la comanda era servirle primero a la autoridad mayor, misión que me tocaba, el primer caldo de camarón se lo serví a la arquitecta. 

Esta rebeldía mía, no es ni mayor, ni de aplaudir. Es eso, una vil negación a la pleitesía, a rendirle agradecimiento a quien, en el fondo, solo hizo su trabajo: pavimentar una privada. 

Te cuento que era un platón hondo llenito de camarones. Ningún otro fue servido con tanta abundancia. Cuando yo me senté a comer, mi caldo lo sirvieron con dos camarones, que me supieron a gloria. Porque la buena educación indica que primero se atiende y se les sirve a las visitas. 

Bien sabemos que en el día a día, son las hijas las que atienden a los hermanos, padres, abuelos o tíos. Ese acto, tan mundano y cotidiano, pan de todos los días en el mundo, es uno de los que más nos deberíamos en empeñar en cambiar. Llámame exagerada, pero para mí allí empieza la raíz del mal, y tengo unas ganas enormes de arrancarla de tajo. 

No servir para nada y a nadie que no seamos nosotras. 

Actos pequeños, pero rebeldías revolucionarias. 

Así, estas fiestas decembrinas, donde muchas empecemos la revolución, ni

ponemos la mesa, ni servimos los platos, y mucho menos los lavamos. Una navidad y año nuevo de brazos caídos, y que solo se alcen para brindar y para llevar viandas a nuestras bocas. 

Tal vez mi utopía no se pueda al cien, pero sí con tal empeño, que sea tarea de todos y todas la cocinada, la velada y la recogida. 

¿Qué dices? Estás conmigo hermana, en esto de las cero pleitesías a todo tipo de autoridad. 

Por lo pronto, gracias por ser mi cómplice aquella noche de stand up feminista en Xalapa. Sí, la primera vez que fueron puras mujeres en el escenario, y que también es un hecho histórico, porque ya habrá un futuro donde las primeras veces no requieran nombrar género ni especie, pero por lo pronto sí, sí importa. Además, eso de reír juntas es delicioso. 

Así, a modo de comercial, seguro Comedia con tus tías (las encuentran así en el Facebook) seguirá abriendo brecha y aquí invito a seguirlas y consumirlas. 

Nada más poderoso que el sentido del humor, denota inteligencia esto de poder reírse de una misma, y dota de sentido esto que es vivir. 

En esta revolución sin baile, sin risa, sin contradicciones, sin arribas y a bajos, no podríamos caber, y no tendría sentido si solo fuera militancia. 

Así que, hagamos revoluciones hasta en la sobremesa de año nuevo. 

Bailemos y cantemos, y seamos libres a toda costa.

Sácale provecho a estos últimos días de 2021, te escribo en su última semana. Te amo, y mucho. 

Ana Valderrama


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