Querida Ana:

Noviembre voló, el año ya casi acaba, -y menos mal- pronto estaremos inmersas en pensamientos propios de fin de año, ávidas de un futuro prometedor y deseosas de sueños por cumplir, pero de eso hablaremos en diciembre. Que nuestras versiones del futuro nos sorprendan.

Primero les quiero contar que me he encontrado dando vueltas en un torbellino, que gira rápido, muy muy rápido y no deja pensar, roba la calma; y es que este mundo va siempre a la carrea, y una debe vivir a ese ritmo -corre, corre- no me gusta. Estoy deseosa de sentarme a la sombra de un árbol, al abrigo de una tarde fría, “abrazando” mi taza de café. Deseo que encontremos la paz y la tranquilidad, dejar de lado el hiper-activismo.

¿Cómo se logra?

¿Cómo se consigue?

La paz en estos días caóticos, en estos mundos que giran -tic tac- “Estas aquí, debiendo estar allá”. El sueño, el anhelo.

Menudas preguntas, menudas respuestas.

Como siempre, solo tengo preguntas y nada de respuestas. Un pajarito me dice: “la respuesta está adentro” y me lleno de anhelos. Viajar adentro, construir una casita de brujita en mi alma de tierra mojada, un refugio para la paz, para encontrar la palabra NO que es a veces tan liberadora, viajar a dentro en un camino de Auto-cuidado y limites amoroso. Suena fácil, pero es difícil, profundamente difícil, sin lista de instrucciones, este ejercicio de madurar, crecer, mirar adentro para conocerse a una misma, amarse, apapacharse.

Todo es complicado en estos días, pero pensemos que no es imposible…

Con Cariño

Amanda V.