Qué Amanda y Ana del futuro se ocupen de esto o aquello que Amanda y Ana del presente van a postergar. ¿Está bien cargarle la mano a nuestra yo del futuro?

Algo me dice que sí, porque solo así, la que somos en este momento no claudica. Además, es un ejercicio de confianza, pongo freno de mano ahora, y sé que al rato vuelvo a arrancar con todo.

Escribo esto antes de que comience octubre, pero se va a publicar justo en su final. Así que esta es una carta a Amanda y a Ana del futuro. ¿Cómo están chicas? ¿lograron hacer una mega pausa del hiperactivismo? ¿Se dieron un octubre de spa y mimos?, ¿Cómo está esa espalda?

Cualquier cosa, róbenle días a noviembre. A estas alturas, las columnas de palabras que hemos estado escribiendo x2, lo que están sosteniendo es un gigante No (entre otras materias). Esta palabra mágica que puede detener muchas acciones, que, de hecho, puede crear y deshacer realidad. No es no, y la debemos aplicar para con todo lo que no nos gusta, no nos parece y, sobre todo, con lo que nos haga daño. ¿Es fácil? No. No es nada fácil poner en práctica el poder del no, no nos hemos educado en ello, y las primeras veces hasta culpables de utilizarla nos podemos sentir.

¿Te sabes la anécdota del gato de Schrödinger? Bueno, quiero proponer el No de Schrödinger, es decir, en potencia todo es susceptible de que le digamos no y sí.

Cambiando de tema, así, radical: esta es nuestra octava entrega. Ocho columnas, señora arquitecta… ¿Sabías que es mi número favorito? No solo porque me la pasé bomba a los ocho años, sino porque si lo acuestas se vuelve infinito.

Este no es un logro menor. Nos hemos dado el tiempo de correspondernos, de comprometernos la una con la otra.

Verdad es que para vencer al patriarcado opresor lo primero y único que necesitas es una amiga.

Además, una amiga que te escribe y que te lee. ¿Qué lujo es este?

Yo te veo como toda una amazona armada hasta los dientes, por el simple hecho de que nos hemos dicho Sí. Sí a que cada una sea quien es, junto a la otra.

Tanto que celebrar.

Sea como sea, un chocolatito con pan de muerto al rato. Pongamos un altar de muertos (¿Muertas?) bien feministas. ¿Te late? No veo porqué no.                          

Ana V.