La Columna x2

Sobre sostener la vida
Las palabras son una gran familia que aglutina muchas más familias enramadas y enraizadas. Cada una tiene un pasaje secreto a través del tiempo que sin duda está ligado a otras palabras, muchas de ellas ya en desuso.
Ahora que plantamos los cimientos para una columna hecha por dos, me nació la curiosidad sobre este vocablo tan versátil.
Qué maravilla es ésta, que columna es prima de colmillo, coronel, culminar, cima, y colofón. Sus abuelas son omnus-cumbre y kel-prominencia, un prefijo de posible origen etrusco, sobre una raíz indoeuropea.
Es una palabra precisa para muchas materias: es pilar en la arquitectura -valga el pleonasmo- además se encuentra en las matemáticas, en la milicia, en la botánica. Obvio, en el periodismo, como ese espacio de opinión libre para quien ha sido invitada a colaborar. Atesoremos su mención en la anatomía, que a todas las personas nos atañe, porque la vida misma se sostiene y arropa en la columna vertebral, la que une cabeza con caderas. Incluso en aves, anfibios, peces y mamíferos, da estructura y figura. A nosotras nos ha puesto erguidas, caminamos y corremos con las manos libres, ventaja total sin duda, a la hora de correr para salvarnos o de coger la manzana del árbol.
La primera vértebra lleva el nombre de Atlas –portador-, aquel titán que lideró la resistencia contra Zeus, y que por castigo sostiene el cielo, poético símil entre éste y nuestra cabeza. Además, es hermano de Prometeo, otro titán rebelde que, de robar el fuego para la humanidad, también fue castigado.
Esto de la condena, nos lleva a las Cariátides, esas sorprendentes esculturas en forma de mujer que hacen las veces de columnas en el templo del Erecteion, en la Acrópolis –hoy Atenas-. Las figuras que hoy se observan en el lugar son copias fidedignas de las originales. Según parece, el nombre de cariátide es un gentilicio, ya que deriva de la nomenclatura del pueblo de Caries, en el Peloponeso, cuyos habitantes se aliaron a los persas, enfrentándose a los griegos en las Guerras Médicas en el siglo V a.C. Tal parece que el castigo simbólico para las hermosas mujeres de Caries fue sostener, de pies a cabeza, un templo de dioses y reyes helénicos.
Vamos a reivindicar los mitos: que sostener no sea sinónimo de sanción sino de sanación, de otorgar soporte, de alivianar el peso denso que implica llevar con dignidad cabeza arriba, el corazón cálido y los pies contentos. Qué incluso una columna de palabras, nos pueda dar aliento.
Ana V.
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