Estimada Amanda: 

Es menester decir que estos tiempos —en plural, porque son muchos y cada quien tiene los suyos— son propicios para lo urgente. Pero definir lo urgente puede ser una trampa. Para mí, es de vital importancia escribir, aunque bien sé, que no pasa nada si no lo hago. Así que en cuanto llega la invitación a erigir una columna en Testigo Púrpura, pensé en ti, amiga arquitecta, para que sí nos pase algo, para correspondernos como nos es debido. Necesito una cómplice para el ping pon epistolar. Escribamos de la vida, y sobre todo de lo que pensamos de este fenómeno tan variopinto que es vivir. En un jardín de columnas hechas de palabras seguro cabe el mundo, el tiempo, y los hallazgos que hagamos sobre ellos, y en una de esas, hacemos un espacio para nosotras. Ese espacio propio que sostenga lo que sea que sostienen las columnas. Así que la propuesta es esta, cada semana hagamos una columna breve donde nos compartamos. ¿Qué dices? ¿Te gusta la propuesta?

Ana V. 

Querida, Ana: 

Te mentiría si dijera que no llevo cierto tiempo albergando en el pecho un profundo deseo de escribir, justo el deseo de escribir una columna, particular y específicamente, el deseo ha crecido silenciosamente en mi corazón; y sin planearlo, la vida me ha puesto aquí, ahora. Agradezco infinitamente a las diosas por bendecirnos siempre, a la vida por encontrarnos y a ti. 

Me confieso: tengo la necesidad, más bien la necedad de escribir y cierta ambición por ser leída, pero ¿sobre qué escribir? Aun no lo sé, de la vida; de lo importante y lo menos importante; de lo que se, de lo que ignoro; escribir de lo poderoso de las palabras, de los actos, de las emociones, de las razones, de ¡todo! Y etc.

Emprendamos pues este viaje juntas y veamos a que puerto nos lleva. 

Con cariño.

Amanda V.