Maricela dejó Mixtla para estudiar y regresó para gobernar

//Por: Ana Alicia Osorio//

Maricela dejó Mixtla de Altamirano para poder estudiar y regresó para gobernar.  

En la comunidad donde nació, Barrio Primero, enclavado en uno de los municipios más pobres del país, no podía cursar sus estudios básicos; por eso desde muy pequeña pasaba un tiempo allí y otro con su tía en Zongolica. 

Así pudo cursar desde la primaria hasta la universidad donde se graduó como Ingeniera en Sistemas Computacionales. 

Ella era mujer, indígena, hablante de náhuatl y de escasos recursos, en un estado y un país donde cada uno de esos factores provocan discriminación. Por eso su familia y amigos están orgullosos de ella, porque sorteó los obstáculos que todo ello significa. 

Desde una pequeña casa entre maderas y láminas, aún con su cuerpo en el ataúd, las personas que la acompañan para darle el adiós la recuerdan como una mujer siempre sonriente, decidida y muy participativa. 

Así, cuentan, en el Instituto Tecnológico de Zongolica donde estudió la universidad formó parte de las campañas para que las mujeres, como ella, conocieran sus derechos. Allí ella coordinó las actividades de otras voluntarias para repartir folletos, hacer pláticas y que todas supieran que la violencia contra las mujeres no se debe tolerar. 

Esa violencia la vivió en carne propia. Su familia narra que primero recibió muchas críticas por retrasar el casarse o tener hijos hasta terminar sus estudios. Ella siguió decidida: se casó y tuvo una hija hace casi año y medio, a los 25 años y después de haberse graduado. 

Luego, cuando aceptó la candidatura (destinada primero a un hombre pero entregada a ella por la cuota de género) y ganó, por intentar gobernar un municipio de hombres. 

Las críticas no la detenían. En la universidad no solo participó en actividades contra la violencia de género, también por la conservación del medio ambiente y en concursos de programación, la rama que estudiaba. 

Según una de sus compañeras, hizo en conjunto con otras estudiantes una aplicación móvil para identificación de plantas y árboles que le valió un premio interno. 

Su gusto por la programación y su interés en las computadoras fue lo que hizo que algunas de las personas que la conocían se sorprendieran cuando se enteraron que empezaría en la política compitiendo por la presidencia municipal. 

Pero ese proceso no fue fácil, cuenta uno de sus familiares, pues cuando la invitaron a la candidatura para cubrir la cuota de género le pensó mucho para aceptar porque sabía que la situación sería difícil.

Señala que el cacicazgo en la zona donde siempre las mismas familias se disputan los puestos de elección popular, el machismo, ser joven y de un partido político de reciente creación (Morena), eran algunas de las razones por las que pensaba. 

Pero no demoró mucho. Enseguida aceptó. Según dicen, porque sabía que podía hacer mucho por su natal Mixtla de Altamirano y donde regresaba casi cada fin semana para ver a su mamá. 

Ahora su mamá y su hija se quedaron solas, pues Maricela Vallejo Orea fue asesinada de varios disparos cuando viajaba junto con su esposo y su chofer. 

Su mamá, su tía que la crió, su hija, toda su familia, amigos y parte del pueblo que gobernaba, se quedan con la exigencia de que se haga justicia. 

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